Sábado.
Hoy me ha tocado hacer limpieza general en mi habitación porque hacía demasiado tiempo que no lo hacía.
He estado más de dos horas quitando el polvo, descolocando y volviendo a colocar las cosas. He movido todos los muebles de sitio para que quedara impoluto. Después de tan arduo trabajo y sin descanso intermedio, me he dispuesto a pasar el aspirador.
Entonces, estaba yo aspirando las pelusas y algún que otro Objeto No Identificado cuando, como por arte de magia, por una escasa ranura entre la pared y el parquet (por la que creía imposible que algo pudiese pasar), ha asomado sus ocho patas un horroroso engendro de la naturaleza comúnmente denominado araña.
Cuando sus ojos se han clavado en los míos, se me ha helado la sangre y he sido despojada de toda mi racionalidad. Se me han agarrotado los músculos. Un sudor frío me recorría la espalda.
El monstruo se disponía a acercarse. Entonces, he descubierto que era el doble de la araña que picaba a Spiderman en la primera película. Cada vez estaba más cerca pero yo, haciendo un esfuerzo sobrehumano y armada con mi aspiradora, he acercado el tubo del aparato a su pegajoso cuerpo y la he encendido. Su cuerpo ha sido succionado por la aspiradora lentamente porque la muy cabrona se había agarrado fuertemente a mi pared.
Ha desaparecido.
Tras este episodio terrorífico, mi habitación huele a insecticida que da gusto.
Hoy me ha tocado hacer limpieza general en mi habitación porque hacía demasiado tiempo que no lo hacía.
He estado más de dos horas quitando el polvo, descolocando y volviendo a colocar las cosas. He movido todos los muebles de sitio para que quedara impoluto. Después de tan arduo trabajo y sin descanso intermedio, me he dispuesto a pasar el aspirador.
Entonces, estaba yo aspirando las pelusas y algún que otro Objeto No Identificado cuando, como por arte de magia, por una escasa ranura entre la pared y el parquet (por la que creía imposible que algo pudiese pasar), ha asomado sus ocho patas un horroroso engendro de la naturaleza comúnmente denominado araña.
Cuando sus ojos se han clavado en los míos, se me ha helado la sangre y he sido despojada de toda mi racionalidad. Se me han agarrotado los músculos. Un sudor frío me recorría la espalda.
El monstruo se disponía a acercarse. Entonces, he descubierto que era el doble de la araña que picaba a Spiderman en la primera película. Cada vez estaba más cerca pero yo, haciendo un esfuerzo sobrehumano y armada con mi aspiradora, he acercado el tubo del aparato a su pegajoso cuerpo y la he encendido. Su cuerpo ha sido succionado por la aspiradora lentamente porque la muy cabrona se había agarrado fuertemente a mi pared.
Ha desaparecido.
Tras este episodio terrorífico, mi habitación huele a insecticida que da gusto.
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