jueves, 19 de noviembre de 2009

Historias de medianoche

Me desperté sobresaltada. No sabía donde me encontraba ni como había llegado allí. No conseguía vislumbrar nada. Al encender la luz, descubrí que estaba en mi habitación.

Intenté volver a dormirme, pero no podía, ya que mi tranquilidad se había visto turbada.

Me levanté y fui a la cocina, como hacemos todos cuando nos levantamos por la noche. En el piso de abajo no se oía nada. Al llegar allí recordé que no había cenado y como mi estómago también lo notaba, cené de unos restos de nosequé que había en la nevera.

Cerré las puertas de la cocina y estaba comiendo cuando de repente oí un ruido. Lentamente, me giré para ver lo que había sido pero allí no había nada. Terminé de comer rápido y volví a subir, no sin antes encender todas las luces de la casa y mirar en cada rincón.

Me metí en la cama otra vez, me tapé con la manta hasta la nariz y apagué la lámpara de mi mesita de noche (por cierto, ¿por qué se llaman mesitas "de noche"?¿qué pasa, que durante el día no son mesitas? En fin, paranoias mías).

Reinaba una oscuridad total a mi alrededor. El silencio era inquietante. Entonces, empecé a notar como el parquet crujía y, como siempre busco el porqué de las cosas, lo primero que pensé fue que había alguien o algo caminando por el pasillo. No me atrevía ni a respirar. Los pasos iban acercándose más y más y los crujidos aumentaban. De repente, oí un ruido en la puerta y me sobresalté aún más. Entonces, decidí que debía actuar y haciendo un esfuerzo sobrehumano por no pensar en lo que podía haber dentro de mi habitación, estiré el brazo y encendí la luz. En ese momento, los ruidos se disiparon y con ellos todos los fantasmas/arañas/ladrones/asesinos psicópatas que pudiese haber en mi casa. Volví a oír los ronquidos de mi familia y respiré tranquila.

Después de media hora sentada en la cama, intentando encontrarle una explicación razonable a los ruidos del parquet, llegué a la conclusión de que, o eran las arañas que viven debajo de mi habitación que estaban de fiesta (véase: Los 7 horrores del mundo: Arácnidos o Arácnidos: el retorno) o que el parquet estaba dilatándose (que no sé si es posible, pero yo no estaba para diferenciar las cosas posibles de las imposibles).

Después de esto, volví a apagar las luces y me dormí.

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